Aprender a decir NO


Hace algunos años yo había tomado una decisión de esas de cambio de vida radical: dejar trabajo, dejar amigos, cambiar de lugar de residencia un poco a la aventura. Fue una decisión de las que no hay que tomar, sino que un día vas caminando y te tropiezas con ellas, o se te caen encima con todo su peso, sin que el proceso sea difícil, y sin resquicios para las dudas.

Una semana antes de la gran mudanza, mi tío Luis, un Señor con mayúsculas que me quiere y me respeta aunque me conoce bien, me sentó y con gran solemnidad me dijo que lo realmente difícil en la vida era saber decir que no, y que aunque yo hubiera dicho que me iba y hubiera organizado todo, tenía el derecho a recapacitar, reconsiderar mi decisión y decir finalmente que no me iba.

En aquel momento no tenía ni la más mínima duda de que quería irme. No sabía por qué ni falta que me hacía, yo SENTÍA que era lo correcto, por lo que no le di más importancia al «sermón» bienintencionado de mi querido tío, que en el fondo esperaba que me quedara.

Años después entendí que ese es tal vez el mejor consejo que me hayan dado nunca. Y esta semana he podido comprobarlo de nuevo. Había tomado una decisión racional, sensata, pensando que hacía lo correcto aunque no fuera lo más fácil. Primer error: fue una decisión calculada y meditada, y en mi caso, las buenas decisiones son las que, como decía antes, me caen del cielo cuando ni siquiera las busco.

Cuando sigo adelante con una decisión caída del cielo, jamás tengo ninguna duda al respecto, es más, ni siquiera me planteo si será o no será lo correcto, si estará bien o estará mal. Segundo error: el día que mi decisión racional empezaba a tomar forma me entraron todas las dudas y yo, idiota de mí que parezco nueva, me emperré en intentar despejarlas racionalizándolas. Pero no se puede racionalizar todo, afortunadamente, y mucho menos lo que no es racional.

Aún así seguí adelante, cogí un avión, di los siguientes pasos y estuve a punto de seguir adelante con el plan original. Punto a mi favor: tras unas cuantas horas de premoniciones, mensajes divinos, ansiedades inexplicables o como le quieran llamar, finalmente me tragué la vergüenza y el orgullo y dije que NO.

Con esta experiencia he aprendido varias cosas que me gustaría compartir contigo. Cuando una decisión es la correcta no hay lugar para peros ni para es ques, sino que debe sentirse clara como el cristal (como el cristal limpio, por supuesto).

La segunda cosa que he recordado esta semana es que JAMÁS debemos hacer o dejar de hacer algo por lo que vayan a pensar los demás. Si nos toman por locos, aceptémoslo como un cumplido. Si nos toman por inmaduros, disfrutemos con la comparación. Debemos hacer o no hacer las cosas por nosotros mismos, porque a fin de cuentas, me importa más la opinión que tengo de mí misma que la que puedan tener los demás.

Y la última cosa que sabía pero que he vuelto a confirmar otra vez. El otro día me decía mi suegro algo así como «Qué marido tienes», a lo que contesté sin pensar «Tengo el marido que me merezco». Salvando lo pretencioso de la respuesta, no sé si tengo el que me merezco, pero tengo el honor y la inmensa fortuna de tener un marido y algunos Amigos que me dan eso tan complicado y tan difícil como es apoyo positivo incondicional.

5 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. Eli
    Ene 13, 2011 @ 23:33:06

    Savia reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo: hay que tomar las decisiones por nosotros mismos y llegar hasta el final… Si erramos, aprenderemos de este error…. Y más cierto aún que lo importa de verdad, es la opinión que tenemos sobre nosotros mismos, que lo que piensan los demás. (aunque a veces, también nos dejamos llevar y caemos en ese error de pensar «y que pensarán de mi???)
    Muchos ánimos para el lunes!!! ;-D

    Besos

    Pd: snif,snif…. Estoy superando la primera semana… ;-D esto es peor que dejar de fumar!!!!

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  2. Tegala
    Ene 14, 2011 @ 10:01:48

    Por mucho que razones y calcules no es fácil tomar ciertas decisiones y si luego el cuerpo, la cabeza o la intuición te dicen NO, pues hay que hacerle caso.
    Los verdaderos amigos son los que apoyan sin cuestionar porque te queremos y no hay nada que opinar en eso, sólo eso, quererte y desear tu bienestar. Y si en algún momento necesitas charlar o buscar planes B y podemos ayudarte aunque solo sea a expresar en voz alta, pues aquí estamos.
    Y sí, tienes el marido que te mereces, es grande, grande, como tú.

    Un abrazo lentito, lentito.

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  3. Radiotronic
    Ene 15, 2011 @ 20:43:52

    ¡Que bonito Shubhaa!! Me encanta cuando escribes con el corazon y compartes tu conocimiento…
    Gracias por dejarme saber de ti, claro y conciso, mejor no se puede explicar, no hay mas que hablar…
    Y si, tienes el marido que te mereces porque sois muy autenticos los dos.
    Con todo mi cariño y mi respeto, me alegro mucho mucho de que estes bien. Un besazo guaaapaaa!!

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  4. Bruma
    Ene 31, 2011 @ 13:32:08

    Si señora! El instinto no engaña, aunque queramos ponerle explicación, si tu instinto tira para un lado y te ayuda a ver señales, nunca es tarde para tirar de las riendas y cambiar de rumbo. 🙂
    Te mereces ese marido tuyo, claro que si, los dos habéis cultivado vuestra complicidad, y también todos los amigos que te queremos y te abrazamos, unas veces con más kilómetros de por medio y otras con menos… ! 😉
    Namasté.

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